Aproximadamente en el 90% de casos en los que realmente hay halitosis, el origen del mal olor está en la boca. Y de este 90%, el 60% se asocia con algún tipo de patología periodontal (gingivitis (30%) o periodontitis (30%)).
Dependiendo de su origen la halitosis puede clasificarse en:
Diversos estudios estiman que alrededor de un 30% de la población adulta padece o ha padecido halitosis en alguna ocasión. Parece que con la edad aumenta la prevalencia de la halitosis.
La halitosis no sólo tiene implicaciones con la salud, sino también por las posibles repercusiones a nivel psicológico, que pueden llegar a afectar a la vida diaria, relaciones sociales, afectivas y profesionales de los individuos que las padecen.
La causa principal es la presencia de unos gases, denominados compuestos sulfurados volátiles (CSV) en el aire que sale de la boca. Estos gases son producidos por bacterias de la placa que también están presentes en la cavidad oral.
El lugar donde se produce principalmente esta producción de gases por las bacterias es en la zona posterior del dorso lingual, aunque también puede producirse en las bolsas periodontales de la encía.
Ya se ha comentado que el 60% de casos de halitosis tiene su origen en las enfermedades de las encías. Respecto a la gingivitis se ha demostrado que existe una relación directa entre el grado de deterioro de la salud gingival y el aumento de la concentración de los gases que producen el mal olor. Es decir a más inflamación gingival producida por mayor acúmulo de placa, más concentración de gases malolientes.
Respecto a la periodontitis se ha demostrado que la concentración de gases aumenta a medida que aumenta la profundidad de las bolsas periodontales, o lo que es lo mismo a medida que la enfermedad avanza.
Se ha demostrado que estos gases pueden ser altamente tóxicos para los tejidos y se piensa que podrían jugar un papel patogénico (favoreciendo la destrucción de los tejidos) en las enfermedades inflamatorias, que afectan al periodonto como son la gingivitis y la periodontitis.
Principalmente, un olor desagradable procedente de la boca. Este mal olor, es más intenso en los primeros momentos del día, tras levantarse ya que las bacterias han tenido muchas horas para multiplicarse libremente y además el flujo salivar disminuye. Ante escasez de saliva los gases se liberan más fácilmente, cosa que ocurre también tras varias horas de ayuno, cuando dormimos, situaciones de estrés o tras hablar durante un tiempo prolongado. Igualmente ciertas fases del ciclo menstrual y el embarazo pueden producir un aumento en la concentración de los gases que producen mal aliento.
Lo más importante es tener un diagnóstico preciso para saber a qué tipo de halitosis nos enfrentamos. Actualmente una vez el problema de halitosis ha sido detectado, contamos con recursos terapéuticos suficientes para mantener controlada la situación.
Si sufrimos halitosis verdadera, lo aconsejable es realizar una limpieza y pulidos profesionales junto con instrucciones de higiene oral diaria para el paciente (cepillo eléctrico, limpieza interdental con seda o cepillos interproximales, raspadores linguales, colutorios y dentífricos específicos…) y, por último, programar visitas de mantenimiento periódicas.
Si padecemos pseudohalitosis, realizaremos el tratamiento periodontal y odontológico necesario y adecuado para devolver al paciente a un estado de salud oral.
El tratamiento de la halitosis oral tiene como objetivos principales disminuir el número de bacterias productoras de mal olor presentes, principalmente en el dorso de la lengua y en los surcos o bolsas periodontales.
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